... bajo una cabeza de lechuza, dentro de un reloj junto a una mesa en el rincón con menos luz de la sala, una sola pieza que se movía, el péndulo, que hacía como los pensamientos de cada uno de los que se encontraban presentes. Llevaron el fuego a las velas, él miraba como lo buscaban, pero aquella noche había decidido que no merecía pedir deseo alguno.
lunes, noviembre 03, 2008
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