Una voz habitando las otras escuchando con atención, una cuerda de voces cantando el cielo, su Dios, su desesperación, como una cadena de otras vidas de donde emergen los fantasmas retornantes, los que son reprimidos, suprimidos, exiliados y difamados; callar la voz es la irresponsabilidad política, el acto poco amable del gobernante más bien es una exageración del grito, de ese maldito decir Yo, nunca Derrida «ebrio de goce ininterrumpido». Del vientre al funeral, es nuestra melancolía la que nos recuerda, en el momento de la muerte, que hemos vivido .
sábado, diciembre 27, 2008
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2 comentarios:
has confesado nino, y no hay quien te absuelva.
es que el mal karma tiene fecha de expiración.
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