sábado, septiembre 13, 2008

Vigilancia entre Médicos.

Monitorizados, pulso "real" e intermitente, mortales... estables, humanos... Diagnóstico: que vivan un poco más, no me afectan. El Médico conserva una posición de privilegio, conoce nuestro cuerpo mejor que nosotros mismos, y entonces, nuestros secretos se destruyen, la salud espera algo más de nuestra mente, no la abandona pero la mata si miente. No mientas, mandato unánime. Pero, ¿quién miente? ¿por qué mentir? La vida sólo parece ser vergüenza, déficit de aceptación, dolores y espasmos. ¿Por qué no respiras? ¡Podemos respirar! Uno a otro nos custodiamos, nos decimos hasta cuando y que tanto, nos decimos donde y porque, pero nunca nos comunicamos, sólo somos animales enfermos abordo del tren de lo inaudito, sólo somos...

¿Culpar a un hermano, a un ser humano por toda nuestra infelicidad? Si, soy culpable, no quiero vida, quiero dar vida, si, soy un animal, hasta ahora sólo he funcionado por impulso, así como tu mejor amigo acaba de beber veneno para ratas.

¿Escuchar? ¿Para qué? Es decir, ¿es necesario conocer la «otra verdad» más allá de lo que pensamos de los otros sin necesidad de "atenderlos"? El lenguaje es un laberinto de significados, y el ser humano es anti-semántico por naturaleza, no gusta de ver sus tripas o sus conceptos inertes sobre una bandeja de plata pues ello inhibe su apetito, por tanto, la desnutrición, la anemia, el holocausto. Vigilarnos es la prioridad, y sólo vigilarnos, sin jamás comprometernos, siempre vigilando.

¿De qué me acusan, antropólogos?

¿Cuál es el diagnóstico de la metáfora?