Meter todo a la cabeza, meter todo a la cabeza a la vez, como de golpe, con una intuición, todos los brillos, los colores y los matices de tu ceguera, abiertos, nítidos como la sensación de una gota de agua resbalando por la piel o, por las nubes, que se encontraban atravesadas por los rayos del sol, y el atardecer parecía inminente, cuando el tiempo acompaña a los sentidos con cada mirada. La estrella detuvo su resplandor, lo contuvo entre sus montañas, las líneas bajo el sol murieron opacas, nadie más se encontraba despierto durante el funeral.
lunes, octubre 27, 2008
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1 comentario:
Mire que bonito
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